yell Spagnolo:

¡Niños, dejad de gritar!

Él empezó a gritar.

Cuando me enteré de eso me entraron ganas de gritar.

No tienes que gritar. Te oigo.

El niño comenzó a saltar cerca del dinosaurio, subió sobre su espalda y empezó a gritar.

Incluso si eso te parece bien, no va a parecérselo a nadie más. Después me van a gritar, así que...

Escuché a alguien gritar.

Ella le oyó gritar.

En el espacio nadie puede oírte gritar.

Oí gritar a una mujer.

Todos estaban roncos de tanto gritar.

Deja de gritar, te lo ruego.

Cuando todas las clases terminaron, los alumnos dieron gritos triunfantes.

El hombre dio un gran grito.

Ella dio un grito de terror.

De repente oí un grito.

Él exclamó a voz en grito: "¡no podemos perder esta batalla!"

Oímos su grito.

No grites así, te escucho perfectamente.

No es necesario que grites. Puedo oírte.

No le grites, que no es sordo.

No importa cuánto grites "¡auuuu!", no te vas a transformar en un lobo.

¡No grites, los vecinos te oirán!

No grites.